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ENTRE NOS
¡Imperdonable!

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

¡Se me olvidó mi aniversario de bodas! Sí, no es una broma. Después de taaantos años, no recordé que el pasado 30 de agosto cumplía un año más de matrimonio.

Si eso le hubiese ocurrido a mi esposo, no quiero pensar todo lo que se me hubiera pasado por mi cabeza; cuanto dolor hubiera sentido por semejante falta, porque si un hombre olvida una fecha como esa, ninguna mujer que se precie de serlo se lo perdona. Bueno, depende. Si se me hubiese aparecido después de aceptado "el horror", con un ramo gigantesco de rosas, un hermoso collar y una cara de cachorrito arrepentido, tal vez le creería la excusa de que el estrés del trabajo le nubló temporalmente la memoria.

Pero, ¿y qué pensó él de mí?

Les echo el cuento: Dejó pasar el día. Así, sin más allá ni más acá.

En la mañana del día siguiente, cuando nos arreglábamos para ir a trabajar, se me quedó mirando de manera intensa, fijamente. Fue entonces cuando... ¡zas!... mi mente voló a aquel 30 de agosto de hace tantos años.

Me llevé la mano a la boca y la pregunté: ¿estás pensando lo mismo que yo?

"Siiiií...", me dijo él.

¡Dios mío! ¿Qué me pasó?, me preguntaba para mis adentros. Por supuesto que lo felicité y me disculpé. No voy a mentir. Primero traté de hacerle ver que a él también se le había olvidado. Pero no me resultó aquello de que la mejor defensa es el ataque. Por detalles que me dijo, supe que a él no se le había olvidado.

Sin embargo, tengo por costumbre sacar de todo lo malo, algo bueno.

Me di cuenta de que después de tantos años de una vida en común, sólo una mirada basta para saber lo que mi esposo está pensando, y a él le sucede lo mismo.

Cuando en un matrimonio hay comunicación, la complicidad es un complemento. Con sólo una mirada, la pareja puede resolver una situación que pudo salirse de las manos.

Ese día me di cuenta de que él y yo somos uno. Hasta los pensamientos nos leemos. Eso es clave en una relación de pareja.

Aunque a mí se me olvidó nuestro aniversario, mi esposo supo sobrellevar la situación y ambos salimos airosos. Cuando el amor y la comprensión reinan, la convivencia sana está garantizada. Gracias, mi amor.





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