¿Qué pasará ahora con las casas de Prados del Este? Esa es la pregunta del millón, sobre todo, porque los amigos de los ajeno son más diligentes que las entidades gubernamentales, encargadas de custodiar esos bienes del Estado, que fueron pagados con dinero del Banco Nacional de Panamá. No habían terminado de mudarse los últimos moradores de la barriada, cuando ya las casas se quedaban sin verjas de hierro, que ahora es muy codiciado para su comercialización. Y no conformes con eso, los oportunistas, por decir lo menos, se llevaron las cajillas de la electricidad, los alambres de cobre y cuanto objeto pudieron sacar. Ese es un patrimonio de los panameños, es el dinero de cada uno el que fue invertido allí. Justo es que ahora, por lo menos, cuiden esos bienes para sacarles algo de provecho antes de que acaben con ellos.