Los residentes de la comunidad de Pita-Haya, en el corregimiento de Playa Leona en La Chorrera, ya no saben qué hacer con los robacables que los mantienen incomunicados la mayor parte del tiempo, aunque tienen que pagar el servicio telefónico.
Los usuarios se quejan de que más es lo que dura la empresa telefónica en colocar los cables, que los ladrones en llevárselos, los que son cortados para luego venderlos en los negocios que se dedican a la compra de metales.
Señalan los quejosos, que aunque ellos hacen el sacrificio de mantener la línea telefónica por lo distante que viven del centro de la ciudad, de nada les sirve porque al final tienen que recurrir a los celulares para poder comunicarse.