Confianza es la clave. Darla en exceso puede conducir justamente a eso, a excesos. Limitarla es más prudente, especialmente cuando hay niñas de por medio. Esa es la enseñanza que los padres de familia deben sacar de un caso triste, repugnante, donde tres niñas fueron abusadas por un ex policía. Las niñas sintieron que algo malo les estaba haciendo el amigo de la casa. Pero lo doloroso es que ellas se sentían culpables, cuando en realidad eran las víctimas. Las madres actuaron bien al denunciar el hecho. Ahora les toca a las autoridades aplicar todo el peso de la ley.
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