HISTORIAS
Es un milagro

Redacción | DIAaDIA

Una misionera estaba sola en un lugar de China, muy enferma, entre gente pagana y lejos de las personas que podrí­an ayudarla.

La misionera, en medio de su aflicción, clamó a Dios en oración pidiéndole que la ayudara en situación tan difí­cil.

Desde otro lugar de China, un comerciante le envió varias cajas grandes de avena escocesa, sin que la misionera se las hubiera pedido. Ella tení­a unos botes de leche condensada.

Con estas dos cosas, tuvo que alimentarse y conservar la vida durante cuatro semanas. Después de este tiempo, la misionera se sentí­a perfectamente bien de salud.

Pasado algún tiempo, estaba ella con un grupo de varias personas cristianas entre las cuales habí­a un médico, y todos le pidieron que relatara con pormenores su enfermedad.

Terminado esto, el médico dijo: "Dios oyó las oraciones de usted y le dio más de lo que puede imaginar; pues para la enfermedad que usted padeció, nosotros los médicos recomendamos como único alimento y medicina la avena mondada, cocida en agua y leche hasta formar un lí­quido espeso".

Así­ pues, Dios providencialmente le recetó y le envió el remedio más apropiado.

Dios sabe lo que necesitamos. Sus milagros se amoldan a nuestra necesidad.

¿Tienes hoy una necesidad? Sólo habla con Él, su mano se extenderá de manera prodigiosa y para Él no hay casualidades, sino milagros.

"En mi angustia invoqué al Señor y clamé a mi Dios. Desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él, llegó a sus oí­dos". Salmo 18: 6.

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