Lo que no se quemó, se mojó. (Foto: ROBERTO BARRIOS / EPASA)
Milagros Murillo F.
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Mientras se secaba las lágrimas, la señora Isabel de Puertas narró cómo el fuego consumió el esfuerzo de años de su familia.
Cuenta que en la casa no había nadie, pues su hijo, su esposa y sus tres niñas habían salido a pasear y cuando regresaron encontraron el desastre.
Al parecer, un cortocircuito fue el causante del incendio que empezó en la recámara de la vivienda M-13, en el sector 2-C de Cerro Batea que, a pesar del esfuerzo de los vecinos por controlarlo, logró ganar terreno y quemar desde muebles hasta la ropa y útiles escolares de los pequeños.
Los vecinos se convirtieron en héroes para tratar de salvar algo de las pertenencias. Tres de ellos tuvieron que ser trasladados a recibir atención médica porque inhalaron demasiado humo. Y es que en el afán, los hombres rompieron ventanas y hasta tumbaron la puerta para sacar el tanque de gas y evitar una desgracia mayor, pues ya caía la noche y los bomberos no llegaban.
Ayer en la mañana fue que comprobaron la magnitud de los daños, ya que nada se salvó.
AYUDA
A la vivienda llegó personal del Municipio de San Miguelito, Ministerio de Vivienda y Ministerio de Desarrollo Social, para hacer la evaluación de los daños y darle una respuesta a la familia.