Bielorrusia arrancó ayer un punto en su visita a Noruega, en un encuentro de escasa calidad y al que sólo el tanto visitante, a falta de diez minutos, permitió vivir un final trepidante. Sin su mejor hombre, el centrocampista del Stuttgart Alexander Gleb, y otras bajas sensibles, Bielorrusia salió con una actitud timorata con solo Kutuzov en punta, y se dedicó a defender frente a un conjunto noruego sin muchas ideas y que vivió de la habilidad del joven Pedersen, fichado por el Blackburn, por la izquierda.
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