HISTORIAS
Menos equipaje

Redacción | DIAaDIA

Mientras me preparaba para correr, me costó decidir qué debía ponerme.

Había sol, pero el viento era helado. El cielo estaba claro, pero el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia. ¿Una sudadera o un buzo? El explorador que tengo dentro prevaleció. Me puse ambas cosas.

Para que nadie me robara el auto, puse las llaves en el bolsillo. Como precaución por si me daba sed, eché unas cuantas monedas también en el bolsillo. Ahora parecía más una mula de carga que un corredor. Había corrido una media milla cuando tuve que sacarme el buzo y lo tiré en un arbusto. Esa clase de peso le reduce la velocidad a uno. Lo que ocurre cuando uno sale a correr vale también para la fe. Dios tiene una gran carrera para que usted la corra. Bajo su cuidado, irá donde nunca ha estado y servirá de un modo que nunca soñó. Pero tiene que deshacerse de todo peso. ¿Cómo podría difundir gracia si está lleno de culpa? ¿Cómo ofrecer consuelo si está desalentado? ¿Cómo puede levantar la carga de otro si sus brazos están cargados con su propia carga? Por amor a los que ama, aligere su equipaje. Por amor al Dios que sirve, aligere su equipaje. Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje.

En la vida hay pesos que usted simplemente no puede llevar. Su Señor le pide que baje su carga y confíe en Él. Él es el padre en el lugar donde se reclama el equipaje. Cuando un padre ve a su hijo de cinco años que trata de arrastrar y sacar del carrusel el baúl de la familia, ¿qué dice? El padre dirá a su hijo lo que Dios le dice a usted.

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