Los niños son su mayor pasión. Con esa cara angelical a nadie le pasaría por la mente que Betzaida Serrano es una maestra que trabaja en un área de difícil acceso en la comarca Ngöbe Buglé, en Chiriquí.

Cuando estaba en las aulas de la Escuela Normal en Santiago de Veraguas ya le picaban los pies por transmitir a los niños todos los conocimientos que adquiría.

Al enterarse de que tendría que enseñar en una escuela con muchas necesidades, ubicada en la comarca, no se amilanó, pues sabía que era la oportunidad que tanto había esperado de enseñarles a los niños todo lo que sabía.

Al llegar a la Escuela de Buenos Aires y presenciar los páramos que tendría que pasar por la falta de recursos y comodidades, le fue difícil adaptarse a la realidad que le tocaría vivir.

Ni el aula de palos y piso de tierra que construyeron los padres con mucho esfuerzo ni el rancho con piso de tierra en donde llueve más adentro que afuera han sido obstáculos para que Betzaida dé lo mejor con el fin de que sus estudiantes aprendan a leer y escribir.

Pero su afán por ser alguien importante y una buena educadora en la vida, la motivan para que todos los viernes cuando sale de la escuela, en vez de irse para su casa se va a estudiar a la universidad.

Otro de los sueños que tiene esta joven maestra es terminar su licenciatura, para así poder sumar muchos puntos y algún día ser trasladada a una escuela que le quede más cerca de su casa.

Mientras se labra ese futuro seguirá caminando más de una hora, todos los lunes, para estar puntualmente en su puesto de trabajo, en compañía de sus otras compañeras maestras.

A la vez, se siente satisfecha al saber que es la única oportunidad que tendrán los niños de la Escuela de Buenos Aires de ser alguien en la vida.

PELIGRO

La Escuela de Buenos Aires, donde da clases Betzaida, se cae a pedazos, pues está toda rajada.