El baloncesto es el motor de su vida desde hace cerca de 30 años, y con él se ha ganado el cariño y respeto de chicos y grandes.
El periodista Marcial De Gracia Armuelles es un dirigente deportivo respetable en la provincia de Chiriquí, ya que a diferencia de muchos, él invierte gran parte de su tiempo a enseñar a los más pequeños y a organizar ligas sin esperar recompensa lucrativa a cambio.
De Gracia comenzó su quehacer en el baloncesto en 1975, cuando apenas cursaba el quinto grado de primaria en la Escuela República de Francia.
Por su privilegiada estatura (6 pies, 1 pulgada), fue invitado por su maestro de Educación Física a participar en un torneo escolar.
Su interés por este deporte se acrecentó más, cuando a finales de la década del 70 escuchó hablar de atletas como Pedro "El Mago" Rivas, Davis Peralta, Rolando Frazer y Mario Buttler.
Durante dos años se fogueó en ligas interbarriales de mini baloncesto y, posteriormente, pasó a jugar en la distritorial, donde muchos lo recuerdan por su agilidad y talento para detener a sus rivales en el área chica, así como anotar canastas desde la línea de tiro libre.
Pero el baloncesto no ha sido todo en su carrera deportiva, ya que también llegó a representar a la "altiva provincia" en el Campeonato Nacional de Voleibol que se realizó en Veraguas en 1975.
Por sus estudios universitarios dejó de jugar, pero entonces se inicia como dirigente de la Liga Distritorial de Baloncesto de David, asumiendo en primera instancia el cargo de vocal, luego tesorero y el año pasado fue elegido presidente para el período 2003-2006.
Durante este tiempo, ha organizado campamentos y torneos amistosos en las categorías infantiles, juveniles, sub 23 y mayor.
Entre sus objetivos están lograr el retorno del mini baloncesto a nivel de las escuelas primarias, que los semilleros crezcan y se mantengan y que tanto la empresa privada como el gobierno brinden más apoyo para que la disciplina se desarrolle más en la región.
En medio de su trabajo periodístico, Marcial saca tiempo para organizar ligas que permitan a los jóvenes mantenerse alejados de los malos vicios. Los muchachos lo escuchan atentos cuando les habla.
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