Roger Federer agrandó su leyenda en el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, de donde salió alumbrado por su cuarto éxito consecutivo en el Abierto de Estados Unidos, el duodécimo Grand Slam de su carrera, para cargar de argumentos su condición de mejor raqueta de la historia.
Federer superó en esta ocasión al serbio Novak Djokovic (7-6 (4), 7-6 (2) y 6-4), considerado como en futura gran alternativa al número uno del mundo, pero que terminó perdiendo en su primera final de un Grand Slam.
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