
El ejercicio puede aliviar y prevenir molestias y dolores del embarazo, que incluyen estreñimiento, varices, dolores de espalda y agotamiento.
Las mujeres activas parecen estar mejor preparadas para el parto, y se recuperan más rápido.
El ejercicio puede disminuir el riesgo de preeclampsia (la presencia de hipertensión arterial y proteína en la orina) y de diabetes gestacional (la presencia de glucemia alta) durante el embarazo.
Las mujeres que se mantienen en forma tienen menos problemas para regresar a un peso saludable después del parto.
El ejercicio regular puede mejorar el sueño durante el embarazo.
Mantenerse activa puede proteger su salud emocional. Las mujeres embarazadas que hacen ejercicio parecen mostrar una mejor autoestima, y un menor riesgo de depresión y ansiedad.
El reposo solo está indicado si hay amenaza de aborto o parto prematuro, de lo contrario se recomienda continuar con un ejercicio moderado, como caminar y nadar.