No cabe duda de que una de las cualidades más admirables que puede poseer un ser humano, es la humildad.
Lamentablemente, algunas personas suelen perderla cuando escalan posición o logran algún éxito en la vida. Con una rapidez increíble se olvidan de sus orígenes y pasan a ser seres que ni en su propia casa los conocen.
Lo que no saben ellos es que logran más siendo humildes, que transformándose en "perfectos payasos orgullosos".
En el plano deportivo, este hecho no escapa a la realidad. Algunos atletas siguen siendo los mismos, pero a otros el dinero o fama se les sube tan rápido a la cabeza, que pierden la visión de la vida.
En el primer caso, vale la pena mencionar a dos atletas que verdaderamente han sido figuras insignes para Panamá y sus nombres han recorrido gran parte del mundo.
Hablamos de la "Leyenda" Roberto "Manos de Piedra" Durán y del "Panagol", Julio César Dely Valdés, quienes a pesar de haber estampado sus nombres en letras doradas en el mundo del boxeo y el fútbol, respectivamente, siguen siendo personas sencillas, gentiles y ejemplares.
Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo del pelotero Rubén Rivera. En el partido de Panamá ante Estados Unidos, nos lo encontramos en el estadio Rommel Fernández, y como periodistas le solicitamos una entrevista.
"Hola Rubén... ¿cómo estás? ... Por favor me concedes unos minutos para una entrevista".
Velozmente y en tono arrogante, contestó: "No, ahora no".
Por favor, sólo son breves minutos antes que empiece el segundo tiempo, le señalamos. "No, porque no", fue todo lo que expresó.
Acciones como éstas dejan mucho que decir, y más cuando se trata de alguien que vino de abajo.
Este pelotero debe recordar que el tiempo pasa y lo material se puede perder, no así el aprecio o admiración que te puedan tener las personas por la calidad de ser que tú eres.
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