Frente a las dificultades hogareñas, se suele pensar en tres asistentes principales: el esposo, la suegra o la madre. Pero... ¿quién tiene realmente la obligación de ayudarnos?
He aquí algunos datos que le pueden dar una respuesta:
Primero, deje de pensar siempre en su suegra para pedir ayuda. Segundo, tampoco puede esperar que su marido tire por la borda sus compromisos y responsabilidades, ni usted los suyos. Por ello, ambos tienen que participar en la búsqueda de la solución. Hable con su marido respecto a qué papel tomará él en la educación de los hijos. También puede llegar a estar necesitando ayuda doméstica para su hogar. Finalmente, no olvide nunca tomarse un tiempo para ambos, con el fin de optimizar la pareja.
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