El Mar de Aral, escenario de la mayor catástrofe ecológica del siglo XX, está de nuevo bajo amenaza después de que Uzbekistán diera el visto bueno a la explotación de petróleo y gas en sus aguas. El Aral, el cuarto más grande del planeta en 1960, es un ecosistema muerto, debido a que el contenido de sal en el agua se ha multiplicado por tres en los últimos 46 años.
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