
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
Este es el hogar donde pasan sus días.
Las hermanas se quieren mucho.
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
Este es el hogar donde pasan sus días.
Las hermanas se quieren mucho.
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
Este es el hogar donde pasan sus días.
Las hermanas se quieren mucho.
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
Este es el hogar donde pasan sus días.
Las hermanas se quieren mucho.
A pesar de no tener los recursos apropiados para llevar una vida cómoda, esta familia sonríe.
Fotos: EVERGTON LEMON
Este es el hogar donde pasan sus días.
Las hermanas se quieren mucho.
A Ninoska Figueroa, de 22 años, le dio meningitis de pequeña, por lo que no habla. Eulogia Ortega, de 12 años, padece de síndrome de Down, y Carlos Figueroa, de 19 años, que sufre de lento aprendizaje.
Con nostalgia explicaba a DIAaDIA que su esposo, Cleofer Ortega, es el único sustento del hogar. Una casa construida con retazos de madera y zinc, en la que habitan 8 personas, incluyendo a su madre, Regina Córdoba, de 84 años.
“Ninguna autoridad ha ayudado a mi familia, a pesar de que he ido a pedir apoyo a algunas instituciones. Será que porque somos de Curundú no nos voltean a mirar”, dijo la señora Elfida.
Con una sonrisa, Eulogia Ortega recibió al equipo de DIAaDIA, en su humilde hogar de zinc y madera que no está en las mejores condiciones. A pesar de las carencias, la alegría en este hogar es permanente, pues el semblante de Eulogia hace recordar a cualquiera que en este mundo existe la esperanza.
Esta familia es una de las tantas que vive en el corregimiento de Curundú con el miedo a ser desalojada por la construcción del nuevo proyecto que se está realizando en la comunidad. Ellos poseen un lugar donde empezar una nueva vida, por eso Elfida pide al Gobierno que la ayuden.