Juntas buscan el sustento diario para sus hogares.
Son madres solteras que han tenido que buscar una forma para sobrevivir junto a sus hijos.
Así, Trini Blas y María Rodríguez han pasado cuatro años trabajando en un kiosco improvisado, en la parte de atrás del edificio del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos (IFARHU).
AMISTAD INCOMPARABLE
María y Trini se conocen desde hace 12 años. Ambas quedaron solas a cargo de sus respectivos hijos, sin dinero y sin empleo; entonces, decidieron que era la hora de ponerse bien los pantalones y aprender a ganarse la vida para no depender de alguien.
Así, comenzaron a vender frutas, minutos de celulares, morondangas y todo aquéllo que pueda refrescar o calmar el hambre a cualquiera que por allí pase.
Para Trini, mientras se tenga fuerzas hay que trabajar y se siente muy orgullosa de laborar con María, a quien describe como una mujer luchadora y la mejor amiga que ha tenido durante años.
Según Trini, ellas se levantan a las tres de la mañana para preparar todo; luego, llegan a sus puestos y trabajan hasta las tres de la tarde, de lunes a viernes.
Consideran que aunque las condiciones de trabajo no son las mejores, "cuando se quiere trabajar el sitio no es lo primordial sino las ganas de hacer las cosas bien", y eso es lo que ellas les enseñan a sus hijos.
Se sienten muy bien, porque allí encuentran todos los días el sustento para llevar alimento a sus vástagos y sufragar los gastos diarios.
Trini vive en Carrasquilla y María en La Chorrera, y aun con la distancia que las separa, el trabajo lo realizan con la mayor armonía para el beneficio de los suyos y de ellas.
VARIEDAD
Además de frutas, venden picaritas, platanitos, sodas, jugos y chichas naturales, entre otros productos.
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