Con un vistoso fútbol puro de ataque, EE.UU. y Corea del Norte empataron ayer a dos goles en su debut en el Mundial de Fútbol femenino, en el sexto aniversario de unos históricos atentados que llevaron, también a Pyongyang, al eje del mal del presidente George W. Bush.
En una tarde lluviosa en el estadio de Chengdu, las dobles campeonas mundiales y las número uno asiáticas ofrecieron un fútbol ofensivo lleno de pundonor.
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