San Felipe guarda dentro cientos de historias. En un pasado vivió luchas, en las que corrió la sangre de una juventud en busca de la soberanía. Hoy día se dan otras guerras. Las bandas se han apoderado de las calles y los que fueron amigos ahora no se pueden ni encontrar, a menos que sean mira de una bala.
Dos bandas dominan, Los Chacales y Los Hijos Pródigos (HP). Desde hace tres meses, algunos jóvenes que participan en estos grupos han encontrado en la iglesia de La Merced un sitio para ganar un poco de dinero y un consejo espiritual, que les ha dado una paz en medio de la tormenta.
CHACALES
"Las bandas, por estar en estos momentos en guerra, trabajan en dos turnos diferentes", explicó el religioso Juan Carlos Barrera, gestor de esta idea.
En la mañana llegan Los Chacales. Arafath, Ernesto, José Ángel y Jair son algunos de los chicos que en medio de bromas toman la brocha y el rodillo.
¿Qué hacían antes de pintar? En coro reconocieron que robar, incluso, aceptaron que en una ocasión le hurtaron al presbítero, Luis Jiménez, y que de este hecho el reverendo los perdonó.
TIENEN SUEñOS
Arafath afirmó que estuvo en el Richard Newman, pero que no ha podido terminar porque tiene más enemigos que amigos. Jair admitió que lo suyo es el fútbol. Ernesto dijo que le gusta leer y que quiere ser periodista. Mientras que José Angel está en una escuela nocturna, aunque a veces se las ve difícil. "La semana pasada me paró la Policía y les dije que iba a hacer un ejercicio. Ellos me preguntaron y se los contesté y qué recibí... palo, me subieron a la bacha. Más adelante me montaron a unos enemigos, tuve que tirar puño. Mi mamá puso la querella y no hicieron nada. Por eso es que uno prende el área, para que entonces lo vengan a buscar a uno con ganas", sentenció.
Saben que quieren cambiar, pero esto es un proceso.
HIJOS PRODIGOS
En la tarde llegaron Los Hijos Pródigos. Lentamente se acomodaron en sillas, esperando para comenzar a trabajar; no obstante, el padre Juan Carlos les informó que ese día no pintarían, sino que irían a Fátima a lijar unos maderas para el marco de cien imágenes de la virgen de La Merced, ya que se acabó la pintura. En ese lapso, relataron cómo conocieron el padre.
Alexis contó que su amigo Marvin y él hace ya tres meses estaban en la Plaza Herrera sin saber qué hacer, porque sus bebés no tenían para la leche. Afirmaron que conocieron al presbítero cuando subía a la Casa Grande (Grayscol), pero que nadie les prestaba atención. El reverendo les suministró diez balboas a cada uno, y después les habló de este trabajo. Al poco tiempo, recalcan, entraron en este plan, Omar, Josué e Iván.
Alexis explicó que no sólo es el dinero, sino la oportunidad que se les da y que, inclusive, muchos han cambiado, aunque ha pasado poquito tiempo.
Los cinco jóvenes indicaron que esperan algún día volver a alcanzar la paz y no sólo una tregua para que San Felipe vuelva a ser el de antes.
Dentro de diez años, todos resaltaron que se ven lejos de esta vida con trabajos estables y con una familia unida.
VERDADES
El sargento L. Quiel, que trabaja con jóvenes pandilleros, dijo que el joven que pertenece a bandas en el sector de San Felipe se dedica al robo, principalmente a turistas, a diferencia de otras pandillas, como las de El Chorrillo, que son más organizadas y hacen hasta tumbes grandes de drogas.
Afirmó que, a pesar de su fachada, cuando se acercan a los chicos se dan cuenta de que necesitan cariño, que quizás no recibieron en sus hogares, por lo que necesitan sólo una oportunidad.
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