Una competencia para niños de corazón. En el día de ayer, más de 100 pilotos disfrazados de cualquier ocurrencia, como éste que se vistió de un pastel de boda, participaron de la carrera más loca del mundo, organizada en Lisboa, Portugal. Aunque no lo crean, la única satisfacción del ganador es reconocerse como el vencedor y haber disfrutado y divertido a plenitud. Luego, todos celebran entre chistes y carcajadas.
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