Sin ella, no habría convivencia pacífica, ni equipos de trabajo, o de deportes. Tampoco comunidades, ni siquiera una patria.
Decir no a la violencia, a la intolerancia, a la ira o al odio, es la panacea para preservarla. Eso se aprende en el hogar. ¡Practícalo en el tuyo!
"No hay camino para la paz, la paz es el camino".
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