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HISTORIA
¡No jusguez!

Redacción | DIAaDIA

Un señor le compró un conejo a sus hijos.

A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre. El hombre compró un cachorro pastor alemán. El vecino exclamó: - Pero él se comerá a mi conejo.

- De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Crecerán juntos, y serán amigos. Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas. Y parece que el dueño tenía razón. El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés.

Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia. En tanto, el domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda, cuando entró el perro a la cocina.

Traía al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra, y además muerto. Casi matan al perro de tanto agredirlo.

Todos acusaban al perro de la muerte del conejo, pero un vecino apareció y explicó que el conejo había muerto, tal vez por la soledad y que sus hijos lo enterraron. Ahora el perro lo rescató tratando de sobrevivirlo.

El gran personaje de esta historia es el perro. Imagínate al pobrecito, desde el viernes buscando en vano por su amigo de la infancia. ¿Cuántas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?





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