A sus 72 años, no se deja vencer. El señor José Asprilla tiene 30 años de dedicarse a la venta de agua de pipa, luego de trabajar por 25 años en la agricultura en la provincia de Darién.
Sin embargo, desde el año 99, las ventas han bajado. "Cuando estaban los gringos se vendía más, pero ahora la cosa está dura, porque los rabiblancos no le compran a uno que es pobre", explicó el comerciante.
En su humilde hogar, en el área de Curundú, el señor Asprilla hace su agua de pipa, que por cierto está muy rica, para luego irse a su lugar de trabajo: la esquina del Banco General, ubicado en la avenida Justo Arosemena.
En ese lugar, usted podrá encontrar al amable señor Asprilla con un paraguas en mano para protegerse del sol y sentado en una pequeña banca, ofreciendo su producto.
Según este señor, nadie tiene obstáculo alguno para encontrar un trabajo decente. "Dios dice: ayúdate que yo te ayudaré. Pero si la persona se cruza de brazos no podrá lograr nada. Siempre hay algo que hacer, sólo es buscarlo", dijo Asprilla.
Así que ya sabe, si pasa por allí y quiere algo que lo refresque, no dude en tomarse un vaso de agua de pipa del señor José Asprilla.
PRECIOS
Un refrescante vaso de agua de pipa está en 25 ó 50 centésimos.
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