Necesitan tener un mejor hogar. Son las 2:00 p.m. cuando el sol llena de fogaje la casa de la familia Méndez, a causa del zinc que hace la función de las paredes. A un lado se observan algunos niños viendo la televisión con un calor que los agobia, pero las cómicas los distraen. El resto de los niños hacen sus tareas a piso pela'o, por lo que a veces el polvo se impregna en sus ojos y sus pieles se llenan de impurezas. Esta es la realidad que vive Leticia Berol, de 33 años, su esposo Pedro Méndez, de 43, y sus tres niños de 11, 5, 1 año y medio, en su casa ubicada en el sector Altos de Pedregal.

Pedro, cabeza de familia, tiene que salir todos los días a buscar el sustento de este hogar; sin embargo, el poco sueldo que genera no es suficiente para poder instalar un piso adecuado o paredes de cemento que con la llegada del sol no sea motivo de preocupación, entre otras necesidades básicas.

Mientras Pedro labora, Leticia se encarga de los quehaceres del hogar. Ella manifestó su preocupación por las enfermedades o infecciones que sus hijos pueden contraer al estar expuestos al polvo. Al menos, está agradecida con Dios, porque sus dos hijos más grandes tienen la oportunidad de asistir a una escuela cercana a la casa.

ESTUDIOS

Leticia tiene la esperanza de que con una buena educación, sus pequeños serán personas de bien y lograrán enorgullecerlos~