
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
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Nathalie, Alejandro y sus madres estaban que no cabían en el pellejo de tanta felicidad por el sueño cumplido.
Fotos: H. GONZALEZ/E. LEMON
Un día más. Eso es lo que piden todos los días al Todopoderoso Natividad Sánchez y Diana González, madres de Nathalie Nicole Calderón Sánchez, de 11 años, y Alejandro Jesús Carter González, de 7, pues ambos padecen de tumores cancerosos.
Cuando Diana se enteró de que Alejandro tenía un linfoma (tumor sólido hematológico) y de leucemia lifoblástica aguda (tumores de células progenitoras) sintió que el mundo se le venía encima, pero en medio de todas las cosas que le están pasando, esta valerosa madre siente que Dios le ha enseñado que siempre está con ella. Por eso es que tiene la fuerza para dormir todas las noches con su hijo, para salir para su trabajo e, incluso, estar con él cuando estuvo dos meses y medio hospitalizado en el Hospital de Especialiadades Pediátricas (HEP) de la Caja de Seguro Social.
Luchadora
Una historia similar vive Natividad Sánchez, madre de Nathalie, quien tiene un linfoma linfoblástico no celular (un tumor canceroso), ubicado entre el corazón y un pulmón.
El pasado 11 de octubre, le diagnosticaron el cáncer, pero esto no ha minado sus fuerzas, porque es una niña fuerte que anima a los niños que lloran en el HEP.
Al enterarse de la enfermedad de su hija, Natividad no dudó en dejar su trabajo para atenderla, ahora viven de eventos que hacen en casa para poder subsistir.
Un momento feliz
Ayer, estos dos niños cumplieron uno de sus grandes sueños: ser bomberos, pasear en un carro extintor y sonar la sirena. Los autores de tanta alegría fueron los camisas rojas del Cuartel Ricardo Arango, ubicado en la avenida Cuba. “A partir de este momento, son parte de la brigada infantil”, dijo el coronel Pablo Tuñón Vejas, director general del Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá.
“No tenemos dinero para pagarle lo que han hecho por nuestros hijos, lo único que podemos regalarles es nuestra bendición”, dijeron casi llorando ambas madres.