Un joven ejemplar. En la vida hay personas que, por su don de gente y por estar dispuestos a ayudar a los demás, se ganan fácilmente el cariño y el respeto de quienes están a su alrededor. Onécimo Venado, de 17 años, es una de ellas.

Luego de cumplir con la misión en la escuela de Guayabal de Peña Blanca, en la comarca Ngöbe Buglé, el personal de DIAaDIA dejó el lugar con la sorpresa de que un joven indí­gena caminaba a nuestro lado.

Con sus botas de caucho y con actitud silenciosa, el muchacho nos seguí­a sin decir una sola palabra, hasta que después de varios kilómetros se ofreció a ayudar a cargar el equipaje y servir de guí­a.

Sin pedir nada a cambio, Onécimo subí­a y bajaba los cerros con la pesada carga en sus hombros, habí­a ganado confianza y ya conversaba amenamente y enseñaba el camino a seguir.

Luego de más de cuatro horas llegamos a la escuela de Alto Ciénaga, en donde Onécimo se ganó una tremenda cena por su esfuerzo y se ofreció a acompañarnos el siguiente dí­a, en la nueva misión.

A pesar de su corta edad, este muchacho no anda con rodeos para ganarse unos cuantos dólares, por eso no duda en ofrecer sus servicios como guí­a o para hacer los mandados que le encomiendan los maestros de su escuela.

Como sabe que la única oportunidad que tiene de triunfar en la vida es a través de los estudios, hace todo lo que esté entre sus posibilidades para no faltar a la escuela, a pesar de que, en ocasiones, en su casa no hay nada que comer.

Esta situación no le ha impedido asistir a la escuela Guayabal de Peña Blanca, en donde cursa el quinto grado, pues su mayor deseo es tener un mejor futuro en la vida.

Su dedicación fue tal que se ofreció a llevarnos después de salir de la escuela de Cerro Miel de Muna a la comunidad de Llano Ñopo, lugar donde se abordan las "chivas"� para abandonar la Comarca.

GRATIFICACION

Por el esfuerzo y la dedicación Onécimo se hizo acreedor a una buena bonificación por parte de DIAaDIA.