HISTORIAS
El que todo lo cura

Redacción | DIAaDIA

"Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos. la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor. Un día, se le informó a los moradores que la isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron en salir de la isla y se metieron en un barco listo para partir. Pero el Amor se quedó porque quería quedarse un rato más, con la isla que tanto amaba, antes que se hundiera.

Ya estaba casi ahogándose y el Amor comenzó a pedir ayuda. En eso venía la Riqueza y le dijo: ¡Riqueza, llévame contigo! No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco y no hay espacio para ti.

El Amor le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando... Vanidad, ¡por favor, ayúdame! No te puedo ayudar Amor, ¡tú estás todo mojado y vas a ensuciar mi barco nuevo! Entonces el Amor le pidió ayuda a la Tristeza: Tristeza, ¿me puedo ir contigo? Ay Amor, estoy tan triste que prefiero ir solita. También pasó la Alegría, pero iba tan alegre, que ni oyó al Amor clamar por ayuda. Desesperado, el Amor comenzó a llorar, y ahí fue cuando una voz lo llamó: ¡Ven Amor, yo te llevo! Era un viejito, pero el Amor estaba tan feliz que se olvidó preguntar su nombre.

Al llegar a tierra firme, el Amor le preguntó a la Sabiduría: ¿Quién es el viejito que me salvó? La Sabiduría contestó: fue el Tiempo. Pero, ¿por qué sólo el Tiempo me quiso salvar? La Sabiduría respondió: ¡Porque sólo el tiempo es capaz de ayudar y entender al Amor!

Esta es la verdad. Cuando estamos desesperados, el tiempo tiene mucho que enseñarnos. Cuando la oración parece no ser contestada, el Tiempo tiene mucho que mostrarnos. Date tu Tiempo.

Ciudad de Panamá 
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