Que son la alegría del barrio, dicen unos, o la maldición, afirman otros, pero lo cierto es que los bares, parrilladas y cantinas están a la orden en cada esquina, sin importar el caserío que hay a su alrededor.
Eran las 2:30 p.m. cuando "Melito", un señor de 60 años salía de una cantina ubicada en el distrito de San Miguelito, en evidente estado embriaguez; sus pasos torpes y desorientados eran su única compañía, pues el dinero se había ido. Pero iba valiente gritando improperios, sin importarle con nadie.
Carolina vive al lado de la cantina de donde salió "Melito" y explicó que, aunque ha denunciado ante las autoridades el ruido excesivo de noche y de día, nadie los para. Sin duda se opusieron a la instalación de la cantina en las estructuras de una residencia, pero como el dueño contaba con todos los permisos, nada se hizo.
Sectores como la Gran Estación y Río Abajo son los lugares favoritos de los visitantes en la capital, quienes muchas veces, luego de salir de una jornada de trabajo, se van a distraer y a tomar unos tragos, ya sea solos o con los amigos. En San Miguelito hay más cantinas que escuelas e iglesias. Este comportamiento se repite en el resto del país, donde no falta una cantina.
Desde el 1 de septiembre de 2004, la Alcaldía de San Miguelito no da permisos para la venta de licor; en la Alcaldía capitalina, desde enero se han certificado 41 sitios de expendio de licor, permisos que son otorgados por el Ministerio de Comercio e Industrias (MICI).
SIN LIMITES
Pero ¿qué pasa cuando los lugares de diversión exceden los límites que deben cumplirse, llegando a causar malestar entre los residentes del área en el que se encuentran? La cantidad de personas en estado de embriaguez fuera de los locales de expendio de licor, las sangrientas peleas que protagonizan y el excesivo ruido son ejemplos claros del impacto negativo que estos lugares causan en la sociedad.
¿QUE DICEN LAS AUTORIDADES?
Juan García, jefe de la Dirección de Legal y Justicia de la Alcaldía de Panamá, explicó que la Ley 5 del 11 de enero de 2007, que empezó a regir desde el 11 de julio de este año, decreta que la Alcaldía no autoriza licencias para lugares de expendio de licor, sino el MICI, que da los permisos.
Mientras, en la Alcaldía se encargan de verificar que se cumplan todos los requisitos y dan la certificación para que los locales sean acreditados y puedan empezar a funcionar.
En consecuencia, ahora la Alcaldía se ocupa de trámites misceláneos como cambios de nombre de locales comerciales, de representante legal, entre otros.
VIGILANTES
Agregó García que constantemente revisan que los locales cumplan con las medidas establecidas y el pago de impuestos, de lo contrario, a los morosos se les cancela la licencia y tienen que pagar una multa que supera los 500 dólares y, en el peor de los casos, se cierra el establecimiento.
Hasta mayo de este año, la Alcaldía capitalina ha certificado 41 nuevos locales de expendio de licor y otros 15 se encuentran en la lista de espera para ser acreditados.
LICENCIAS EN SAN MIGUELITO
Una medida diferente ha adoptado Héctor Carrasquilla, alcalde de San Miguelito. Según él, la administración anterior cedió muchos permisos, por eso no han dado nuevos. Ahora les toca verificar que todos cumplan con las normas, por lo que han tenido que cerrar varios de ellos.
ALLI TAMBIEN SE BEBE
La región de Azuero se caracteriza por sus buenas fiestas, como los carnavales, ferias y fiestas patronales, pero aún sin fiestas, la venta es buena para este tipo de negocios.
Para Domingo Díaz, profesor de Orientación en el Colegio Manuel María Tejada Roca de Las Tablas, la gran cantidad de bodegas que se convierten en cantinas afectan grandemente el aprendizaje de los estudiantes, que provienen de hogares donde lo primero es el licor.
Por tanto, Díaz dijo que "las autoridades deben modificar las leyes que tienen que ver con las bodegas y cantinas para cerrar algunas de ellas o permitir cierta cantidad de venta, tal y como se hace en otros países".
Uno de los grandes problemas que enfrenta la ciudadanía azuerense es la violencia intrafamiliar y esto se debe en muchas ocasiones al alto consumo de licor de las personas de la región, precisó el docente.
VERAGUAS NO SE QUEDA ATRAS
"Es exagerado la cantidad de bares y cantinas en lugares céntricos de la ciudad de Santiago", afirmaron residentes del área, haciendo el llamado a las autoridades para frenar la proliferación de este tipo de negocios que no contribuyen al desarrollo cultural, sino que perjudica la situación económica y social de la comunidad.
Avelino Quintero, quien es educador, dijo que en Santiago hay saturación de negocios que se dedican al expendio de bebidas alcohólicas, por lo que aprovechó para pedir a los funcionarios que hacen los trámites para obtener una patente de bares y cantinas para que se frene el otorgamiento de licencias para estos establecimientos comerciales.
INFLUENCIA DEL ALCOHOL
Quintero explicó que a diario se ven los escándalos sociales y públicos, que atentan contra la moral de los ciudadanos honestos de esta comunidad, en lugares céntricos y poblados donde son los niños los primeros receptores de las vivencias de los hechos que se registran en los predios de los centros de ventas de bebidas alcohólicas.
Derek Garzón, un morador, opina que la ley permite un bar o cantina por cierta cantidad de habitantes en kilómetros cuadrados, sin embargo, eso no se respeta, porque en Santiago en cada esquina hay uno de estos negocios.
Por si fuera poco, hay locales hasta a menos de 100 metros de las instituciones públicas donde concurren niños y adultos.
El actual alcalde de Santiago, Rubén Patiño, ha tratado de frenar la creación de nuevos locales como los antes mencionados, sin embargo, administraciones anteriores otorgaron cualquier cantidad de patentes que ahora las están sacando al mercado, lo que pone en zozobra la tranquilidad y la pacífica convivencia de los ciudadanos santiagueños.
TIENEN SU PROBLEMITA
La proliferación de bares y cantinas en muchas comunidades de la provincia de Chiriquí también mantiene preocupados a los ciudadanos, ya que el incremento de centros de expendio de bebidas alcohólicas es más frecuente .
Los distritos de Bugaba, Volcán y David son vivo ejemplo de la cantidad de bares y cantinas que existen en la provincia. Incluso en Concepción, Bugaba, residentes han denunciado que operan bares, cantinas y discotecas muy cerca de la iglesia del área.
Sobre este tema, el Consejo Municipal de Bugaba elevó una solicitud a las autoridades municipales y al Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) para que revisen estas licencias comerciales y pongan orden, con la finalidad de imponer las respectivas sanciones.
SATURADOS
La Calle Décima de la ciudad de Santiago, según los denunciantes, es una de las áreas céntricas que está saturada de bares y cantinas, que afectan a muchas familias por los espectáculos que viven a diario en medio de las personas en estado de ebriedad. La comunidad no se acostumbra, pero debe vivir entre esos locales.
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