Todo cambia

Redacción | DIAaDIA

¿Sabía que posiblemente el último vaso de agua ingerido por usted, bien pudo ser hace miles de años orine de mamut? ¿Por qué no? Las moléculas de agua tienen millones de años dando saltos por el planeta, viajando de un océano a otro, transformándose de aguacero a neblina, entrando y saliendo de la vida. Así que, ¿Por qué negar la posibilidad de que el fresco líquido bebido hoy, no fue espumante fluido excretado por un paquidermo hace 30 000 años?

Al aplicar esta no muy agradable reflexión al devenir diario, podemos concluir que lo que hoy nos parece conveniente puede que, con el discurrir del tiempo, se convierta en inconveniente. Lo contrario también ocurre. El agua fresca no lo será eternamente y el amargo orine, tampoco.

¿Quién dijo que el triunfo profesional de hoy no será la derrota de mañana? ¿Quién dijo que una dolorosa ruptura en el amor no es la experiencia básica para una futura relación exitosa? Es como el cadáver que, después de apestar la atmósfera, se convierte en alimento de margaritas. O como la colorida amapola que es transformada en los venenosos opios y heroína. Ni el hedor ni la belleza han de serlo para siempre.

¡Qué vértigo! Parece ser que lo único que nos queda es bebernos nuestros respectivos tragos de excreta amarga o fresco líquido y aprender algo en el proceso.

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