Caudales traicioneros... Un año después
De repente la furia del río se llevó todo. Los más afortunados sólo tuvieron que sacar el agua de sus viviendas; otros lo perdieron todo, hasta sus vidas. (Foto: Alexander Santamaría y Jesús Simmons / EPASA)

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

Quedaron marcados para toda la vida, y fue la saña de la naturaleza su principal azote. Algunos todavía tienen pesadillas, viven en constante zozobra cada vez que llueve y temen que esta nefasta experiencia se vuelva a repetir.

Muchas de esas familias afectadas fueron reubicadas por el Ministerio de Vivienda en Tanara de Chepo y sus lotes declarados zonas inundables; pero todavía existen familias que residen a orillas del río Cabras, el cual se desbordó el 17 de septiembre de 2004 y a su paso dejó 16 muertos, 13 mil 11 afectados y mil 405 damnificados.

EN CARNE PROPIA

Una de esas sobrevivientes a esta tragedia es Francisca Reyes, quien contó a DIAaDIA que volver a empezar de cero no ha sido fácil, pues en este incidente perdió a seis familiares, especialmente sus dos hijos más pequeños y su madre.

Recuerda que su martirio más grande fue la búsqueda de su bebé Maquir durante 17 días, para luego encontrarlo sin vida.

Narró que nunca imaginó que el río creciera tanto y estaba con sus tres hijos en una casa de alto, y fue tanta la presión de la corriente que los arrastró hasta con su vivienda.

“Yo tenía a mi hijo más pequeño en brazos, y en medio de escombros y basuras llevados por la corriente, se me escapó de mis manos. Mientras tanto, mi hija agarraba a su hermanita, pero corrió igual suerte”, relató cabizbaja.

Francisca logró salvar su vida al agarrarse de una rama y su hija mayor fue rescatada por un individuo que logró visualizarla en la corriente. Su madre, arrastrada por la corriente, no corrió con la misma suerte y al igual que sus pequeños murió en las furiosas aguas del río.

Luego de esta tragedia, fue reubicada en el edificio 5-A23 de San Pedro y nombrada para laborar en el departamento de Asuntos Comunitarios del MOP.

Adelantó que mañana algunos familiares y ellas llevarán flores a la tumba de sus seres queridos en el Jardín de Paz y el domingo ofrecerán una misa por su descanso.

HAY TEMOR

DIAaDIA recorrió las comunidades aledañas al río Cabras y allí sus moradores guardan mucho recelo de esos caudales traicioneros.

El Sr. Arnulfo Pineda, residente en el sector 1 de El Bajo de Nueva Esperanza, manifestó que esa tarde él no estaba en casa y cuando llegó ya la corriente ascendía a más de un metro. “Fue algo trágico, mi familia por suerte había sido evacuada, pero perdimos nuestros enseres y otros vecinos perdieron gran cantidad de siembros”, acotó.

Aceptó que todavía tiene temor, pero dijo que estaría más confiado si el Ministerio de Obras Públicas terminara de dragar todo el río, pues ahora las aguas se acumulan en la parte baja y se regresan por no haber culminado esos trabajos.

Por su parte, la familia Gaiza-Sausa comentó que cuando llueve de noche no duermen, pues no esperan nada bueno. Recordaron que el pasado 17 de septiembre tuvieron que trepar a sus vástagos en el techo para salvarlos.

Teresa Sausa dijo que desde la cima de su casa se veía todo como un mar. “Tenía un bebé de meses y subirnos al techo nos salvó”, dijo. Estaba desesperada y gritaba por un bote que la sacara, pero sus plegarias no fueron escuchadas y le tocó esperar a que el agua bajara su nivel.

TESTIGO OCULAR

Llegar a este sitio como reportero y ver todos los daños ocasionados por la corriente, fue impresionante. Lo primero que uno piensa es en su familia. Sin embargo, al conversar con los damnificados y escuchar sus testimonios conmovedores, enfocamos nuestro trabajo para conmover a la población panameña y levantar ese espíritu de solidaridad que muchos denominaron: “El pueblo ayudó al pueblo”. En efecto, hubo una gran respuesta, pero posteriormente en las inundaciones de Darién se bajó la guardia.

SI, PERO NO...

Roberto Velásquez Abood, director de SINAPROC, expresó que nadie está preparado al 100% para enfrentar desastres naturales, por lo que ha enfocado sus esfuerzos en reforzar la capacitación de la ciudadanía.

También comentó que se ha intensificado el programa “Protección Civil Escolar” y se está por firmar el Primer Plan Nacional de Gestión de Riesgo para la Educación, los cuales ya se han incorporado en la Escuela Normal de Santiago y en la Facultad de Educación de la Universidad de Panamá. Además, se pretende incluir en el pénsul académico de las escuelas primarias.

Otras de las novedades para atacar las inundaciones en el área Este de la capital, ha sido la instalación del Sistema de Alerta Temprana (SAT), el cual envía señales a través de un satélite de la cantidad de precipitaciones en el cauce del río Cabras y que permite actuar o evacuar en 45 minutos ante una posible inundación.

CIFRAS

En los últimos 365 días, se atendieron unas 38 mil 113 personas damnificadas, 7 mil viviendas afectadas; en la administración anterior, 30 mil 700 personas en cinco años y 6 mil 600 viviendas afectadas por inundaciones o deslizamientos.

Han muerto 44 personas en un año; mientras que desde 1999 hasta agosto de 2004, fallecieron 385.

No olvide reportar cualquier emergencia al número *335 desde cualquier celular. También se enviarán mensajes de textos que alertan ante un desastre.

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