Desde la forma de ser de la gente, los bailes, hasta la comida, tienen un gusto especial que hace que cualquiera se quiera quedar viviendo en estos lugares.
Ditzuria Vargas de Garibaldi es un vivo ejemplo de lo que es vivir cerca del mar.
Esta noble dama, de ojos atigrados, tiene la cordialidad del colonense y un guiso especial que hace que todos los que van a su restaurante, en Nombre de Dios, se chupen hasta los dedos. Afirmó que empezó a cocinar cuando unió su vida a la de su esposo Justo Garibaldi. De este vínculo nacieron siete hijos, que son el orgullo del hogar.
Entre los platillos que prepara en su negocio están el arroz con coco, la ensalada de yuca, pescado guisado, encebollado y frito, pulpo y bulgao.
Resalta que también hace desayunos, razón por la cual debe empezar a laborar a las 4:30 de la mañana para hacer las empanadas. Muchas de ellas son repartidas en las escuelas aledañas. Vale la pena destacar que los tés que hace para acompañar la primera comida del día son todos medicinales, sobre todo los de toronjil, mastranto y tilo.
Ditzuria confesó a DIAaDIA el secreto del éxito en su matrimonio, que lleva ya 34 años. Informó que lo primero es la comprensión, el diálogo y, sobre todo, el saber cocinar, puesto que el amor entra por este rincón de la casa. Añadió que su señor también sabe hacer exquisitos platos.
"Mi esposo me ayuda, cuando me siento cansada él prepara la comida. Él hace todo lo que yo hago", recalcó.
Subrayó que todos los que deseen ir a Nombre de Dios pueden hacerlo cuando lo crean conveniente, porque en su fonda, que se llama Chela, siempre habrá una vianda para usted.
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