Histeria. Las aguas del río Juan Díaz mostraron lo que puede ser la furia de su naturaleza cuando, en horas de la tarde, se salió de su cauce, llevándose todo lo que se encontró a su paso.
La escuela Ernesto Tisdel Lefevre vivió en carne propia este desastre. Los estudiantes tuvieron que correr por las escaleras hasta los pisos más altos, porque la corriente empezó a crecer rápido. A su paso, el llanto y los gritos reinaron.
Entre las cosas que se perdieron están algunas computadoras y expedientes.
La barriada Villa Inés también sufrió este embate y, hasta altas horas de la noche, la corriente no bajó.
Muchos de los residentes perdieron sus muebles y electrodomésticos, sin que pudieran hacer nada. Aclararon que desde hace 18 años no se inundaba este sitio.
Igual suerte corrieron los habitantes del sector de Villa Venus, quienes aseguraron que no tienen a dónde ir, ya que perdieron todas sus pertenencias.
Uno de los temores que tienen los afectados es que se descubrieron serpientes, que fueron arrastradas por las aguas.
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