
Un hábito corresponde netamente al comportamiento repetido accionado por el sujeto, quien lo aprende a lo largo de su vida. Se dividen en buenos y malos hábitos.
Los hábitos son aprendidos desde el nacimiento y el sujeto empieza a construir ese hábito (bueno o malo) que marcará su estilo de comportamiento. Un sujeto cuando nace solo tiene en su registro lo que es innato como los reflejos de succión, marcha, moro, babinski, entre otros; pero los hábitos, ¿de dónde provienen?
Los padres o personas que crían al sujeto juegan un papel determinante en el registro de estos comportamientos, ya que el individuo desde pequeño comienza a hacer un registro de cada uno de los estímulos que su ambiente le presenta.
No obstante, la edad no es una limitante para incluir hábitos. Si usted tiene un hijo adolescente, todavía está a tiempo para inculcarle buenos hábitos. Usted o cualquier adulto mayor también puede aprender buenos hábitos.
Hágalo usted
La copia es determinante en la enseñanza de los hábitos.
Al niño le resulta más fácil hacer lo que ve en otros.
El moldeamiento es una técnica donde, mediante el refuerzo de la conducta deseada, el sujeto aprende también a realizarla.
Siempre y cuando el sujeto tenga contacto con el ambiente y haya actividad en el cerebro, está constantemente registrando en su sistema estímulos aprendidos.
Refuerzos y castigos
Recalque lo deseado y elimine lo contrario
El refuerzo ayuda a aumentar la conducta deseada. Existen dos maneras de reforzar: Positiva y negativamente.
El refuerzo positivo se refiere a presentar al sujeto algo que le interese o le guste inmediatamente después que el sujeto haga la conducta deseada. Por ejemplo, dar un chocolate después de recoger los juguetes.
El refuerzo negativo es todo lo contrario. Eliminar algo desagradable para el sujeto inmediatamente después que se presente la conducta deseable. Ejemplo, L.A tiene 14 años, a las 4:00pm dan su programa favorito, pero coincide con el programa de su mamá por lo que, cuando su mamá está en casa, L.A. siempre se lo pierde.
Hoy, L.A ha limpiado su habitación e inmediatamente la mamá notó la limpieza, la dejó ver su programa (solo por hoy). Este tipo de refuerzo debe ser poco utilizado por las implicaciones éticas que conlleva su uso.
Lo mejor es que lleve un registro del comportamiento de su hijo. Apara cómo se comporta antes y después, los cambios que ha tenido, mejoras, etc. De no ver ninguna mejora, acuda a un psicólogo e investigue sobre la modificación de conducta e implementación de hábitos. De seguro, hallará muchísima información conveniente.
Estrategias para implementarlos
No recurra a los gritos, ni insultos.
No imponga hábitos mediante los golpes.
Si su hijo es un adolescente, le recomiendo mucho que recurra a hacer contratos con él.
Sea persistente en lo que dice, no amenace si sabe que no cumplirá la amenaza, no prometa si sabe que no cumplirá.