HISTORIA
¿Es tarde?

Redacción | DIAaDIA

Por más que los médicos hicieron todo lo posible, el corazón de Francisco dejó de funcionar.

Francisco sintió que él comenzaba a subir y a subir. ¡Qué emoción! ¡Al fin estaba por llegar el gran momento! Francisco era un creyente, y siempre tuvo la esperanza de una vida más allá de la muerte.

Pero lo que más lo excitaba, era la esperanza de que ahora vería frente a frente a Dios.

Por fin, allá a lo lejos divisó una figura refulgente que lo esperaba con los brazos abiertos. Pero no se atrevía a alzar su mirada. "Francisco", le dijo Dios. "¿Por qué no me miras? Aquí estoy. ¡Este soy yo!". La calidez de la voz lo hizo perder todo temor y, lentamente, alzó su mirada.

¡Horror! ¡Ese no era Dios! ¡Era ese compañero de trabajo tan desagradable que siempre le hacía la vida imposible! Luego vio a aquella mujer que había golpeado a su puerta hace unos días y él le había dado unas frutas. ¡No! ¡Era el hombre que lo había insultado cuando casi chocan en una esquina! Una a una fueron pasando por la cara de Dios su jefe de la oficina, la directora de la escuela de su hija, el changuito que le lavaba el auto, el viejito que le pedía una moneda al salir de casa, ese amigo que lo había estafado hace unos años, su novia de la juventud...

"¿Te acuerdas de aquello que dije hace dos mil años: Tuve hambre y me diste de comer, estuve enfermo y no me visitaste, estuve desnudo y me vestiste, tuve sed y no me diste de beber? ¿Entiendes ahora a qué me refería?".

"Ahora entiendo", respondió Francisco, "aunque no sé si ya es demasiado tarde...".

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