Bajo la apacibilidad de sus ríos y playas, hay un pasado que ha sido sepultado por el olvido.
Nombre de Dios subsiste ante la mirada indiferente de quienes ofrecieron días mejores a sus pobladores, sin que las promesas hayan sido cumplidas.
Un ejemplo de ello fue la ofrenda que hizo este sector para que se construyera una de las obras de ingeniería más colosales: el Canal de Panamá.
El profesor Benito Ávila, natural de este sitio, relató que cuando se estaba haciendo la vía interoceánica se necesitó una arena que presentara una contextura especial. Resaltó que se hicieron estudios en las playas de todo el Caribe y se encontraron dos lugares con estas condiciones: San Blas y Nombre de Dios.
Los norteamericanos primero visitaron San Blas, hablaron con el sáhila y éste les comunicó que esa decisión debía someterse a la aprobación de su pueblo.
Los kunas se reunieron con los caciques de las diferentes islas, y éstos decidieron que esa arena pertenecía a sus antepasados y esperaban que sus descendientes la heredaran. Al cerrárseles las puertas, entonces apelaron a Nombre de Dios, agregó.
Los lugareños accedieron, ya que los estadounidenses les prometieron que se les iba a dar trabajo y que se les iba a compensar las casas.
El traslado de la arena fue macro y se hizo una inmensa zanja; por esa razón, el profesor consideró que los "gringos" no hicieron un canal, sino dos (cuentan el de Nombre Dios).
Indicó que las promesas fueron incumplidas, y que no existe en el Museo Interoceánico ningún documento que certifique el sacrificio que permitió que primero se hicieran las esclusas de Gatún y el rompeolas de Colón.
A más de ochenta años de este acontecimiento, los estragos son más que evidentes.
Ávila admitió que este canal se ha llenado de sedimentos y cuando llega la temporada seca, los olores son insoportables.
Añadió que los moradores se reúnen para tratar de ver cómo solucionan el problema, pero no ven respuestas en el horizonte.
Aunque sabe que este daño debió ser resarcido por el gobierno de los Estados Unidos, determinó que ya la jurisdicción del Canal pasó a manos panameñas y que la Autoridad del Canal, por un compromiso histórico, debe darles respuestas. Acotó que la mejor manera es que les draguen las aguas para que las embarcaciones que antes pasaban por ahí lo puedan volver a hacer.
Otrora, el turismo local llegaba en sus yates y barcos y realizaban competencias, pero que como todo está tan lleno, de milagro los cayucos pueden navegar, por lo que espera que alguien tome cartas en el asunto, sobre todo porque se quiere incentivar el turismo en la provincia de Colón.
SIN AGUA
Otro mal que aqueja a los fatoreños (gentilicio con el que se conoce a los residentes de Nombre de Dios) es la falta del vital líquido.
Rosemary Samaniego, representante de este corregimiento, dijo que van para un mes de estar sin agua. ¿Lárazo? La turbina donde se purificaba el líquido se dañó y por ahora están tomando agua de los ríos.
Puntualizó que el sistema de turbinas les resulta carísimo, debido a que se maneja con electricidad, por lo que espera que sus fuerzas y las de los legisladores por el sector de Colón se unan para que se pueda construir un acueducto.
ANTECEDENTES HISTORICOS
De acuerdo con Luis A. Diez Castillo, los primeros esclavos negros llegaron al Istmo de Panamá en la expedición del Gobernador Diego De Nicuesa, quienes trabajaron en levantar Nombre de Dios.
Mediante Real Cédula de 1537, el Emperador Carlos V otorgó a Nombre de Dios el título de "ciudad", y el 7 de diciembre de ese mismo año le otorgó un escudo de armas con la divisa "In nómine meo foveat me" (Ayúdame en mi nombre).
Durante gran parte de la época hispana, los puertos de Nombre de Dios y San Felipe de Portobelo fueron las sedes de las famosas Ferias de Tierra Firme, que se celebraron desde la cuarta década del siglo XVI hasta la tercera década del XVIII.
Los esclavos que eran tratados con crueldad, que escapaban y se internaban en las selvas, recibían el nombre de cimarrones. Estos hombres efectuaron diversos alzamientos contra las autoridades coloniales y atacaban las rutas entre Panamá y Nombre de Dios.
Drake tiene en su haber el más cuantioso asalto recordado en la historia: dos buques españoles que transportaban oro y plata en Nombre de Dios, lo que le valió que Isabel I lo armara caballero.
Recogen agua de la montaña para saciar su sed.
Lo poco bueno que tienen para aliviar sus penas. Una de sus escasas formas de transporte.
El gacebo evoca el romanticismo de un pueblo glorioso. Su pasado histórico de gloria aún es evidente.
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