En el deporte, no es quien la hace, sino quien la paga. Eso fue lo que hizo, precisamente ayer Panamá, que se sacó el clavo de la paliza que le dio el lunes, en su debut, Corea del Sur, 13 por 2.

Y fue Sudáfrica el equipo que tuvo que pagar los platos rotos ayer, en la primera victoria de la tropa panameña, 9 carreras por 0, en el XXII Campeonato Mundial de Béisbol Juvenil que se disputa en Sancti Spíritus, Cuba.

Por algo es que dicen que ningún partido se parece a otro. Y es que a diferencia de los cinco aislados hits del primer juego, Panamá se desató ayer con un ataque infernal de 13 imparables, entre ellos un cuadrangular de Julio Aparicio en el séptimo episodio, con uno a bordo, en el estadio José Antonio Huelga.

Aparicio bateó de 2-2 (un doble), con dos anotadas y tres empujadas, para convertirse en el mejor bateador de Panamá. Otros que aportaron a la victoria fueron: José Bravo, de 4-3, con una anotada; Julián Domínguez, de 1-1, con una anotada, y Einar Atencio, de 4-2 (un triple), con una remolcada y una anotada.

Panamá anotó tres carreras en el tercer episodio, una en el quinto y cinco en el séptimo.

VENENO PURO

Pero no sólo la ofensiva panameña sufrió una transformación radical. El cuerpo de serpentinas de Panamá se lució al sólo aceptar ayer tres incogibles.

El abridor y ganador del juego, Randall Delgado, fue el que aceptó los tres hits en siete entradas completas. En total, boleó a dos y ponchó a siete.

Antonio Cuán y Rubén Tejada fueron los que se combinaron para acabar con las esperanzas de los sudafricanos. Cuán ponchó a tres, mientras que Tejada le dio igual dosis a dos bateadores, con una base por bolas.

La derrota cayó en los hombros de Jared Elario, el primero de tres serpentineros que utilizó la dirección de Sudáfrica.

DE ALTO CALIBRE

Panamá (1-1) se mide hoy al poderoso equipo de Cuba, desde las 7:00 de la noche. Lea sobre la cobertura del partido en nuestro sitio REVISTA10.