Con más trabajo que filigrana y enganchado a Leo Messi, el Barcelona debutó en la Champions con una victoria frente al Olympique de Lyon 3-0, en un partido potencialmente peligroso para el ánimo del equipo y de Frank Rijkaard, resuelto en los minutos finales.
Messi fue el alfa y el omega de los azulgrana. Protagonizó la jugada que permitió el 1-0 y marcó el segundo a siete minutos del final para finiquitar el partido, antes de darle la alternativa a Bojan Krkic, quien junto a Giovani dos Santos y Gabriel Milito, debutaron en la máxima competición continental. Thierry Henry, que llevaba un año sin marcar un gol en Europa, se estrenó con el 3-0 en el minuto 90.
Después del pobre espectáculo ofrecido por el equipo en los dos desplazamientos ligueros y de que se cuestionara el trabajo de Rijkaard, la reacción del Camp Nou fue tibia, expectante ante el rendimiento del equipo, pero en ningún caso crítica con los suyos.
Siete meses después, volvió la fanfarria de la Champions, y en el ánimo de los aficionados locales muchas ganas de pasar la página y de que el equipo volviera a remontar el vuelo, pero para ello, el Barca tenía que dar motivos.
PROBLEMA
Al Barcelona, como le ocurrió en los últimos partidos, le pesaron los últimos minutos, pero no sufrió, porque se mostró sólido atrás.
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