"Lo siento, mamá, pero ya es hora de que haga lo que más me gusta, pues toda la vida he hecho lo que tú quieres, así que estudiaré Medicina Veterinaria quieras o no ¡punto!", fueron las palabras tajantes de Sofía, una chica que en medio del llanto le decía a su madre que no la obligara a estudiar danza. Al parecer, esta chica desde niña estuvo en todo tipo de clases de ballet y logró destacarse como una de las profesionales, pero en realidad el sueño de su vida era ser una gran veterinaria, ya que era fanática a los animales y materias como Física, Química y Biología eran sus preferidas.
Pero ¿qué pasa cuando la familia se aferra en que estudies tal cosa cuando en realidad se desea otra?, es una triste situación, verdad. Si bien es cierto, los padres quieren lo mejor para nosotros, pero hay un momento en la vida en el que es necesario que el joven tome las riendas de lo que puede llegar a ser su futuro.
Afortunadamente, Sofía fue lo suficientemente madura para no dejar que su madre la obligara a estudiar una carrera que ella en sus años mozos no pudo realizar.
Las razones más comunes por las que los padres les imponen esto a sus hijos es por seguir el negocio familiar, por un sueño que uno de los progenitores no pudo cumplir en la adolescencia o por considerar que la carrera que quiere estudiar el joven no le va a generar los mejores ingresos.
En estos casos hay veces que el adolescente por seguir las imposiciones de los padres no da pie con bola en las materias, las pasa raspandito o ¿por qué no?, puede llegar a gustarle lo que estudia, pero se preguntará cómo habrá sido su vida, si él hubiera elegido qué estudiar.
A Dios, gracias le doy por darme la madre que tengo porque, pese a que no quería que estudiara Periodismo, me dejó elegir y permitió que yo me diera cuenta de si eso era lo que en verdad quería, y miren no se equivocó. Gracias, mami. Tqmmm.