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Es un ejemplo para ti
Su madre ha sido un gran apoyo en los momentos difíciles. (Foto: YANELIS DOMÍNGUEZ / EPASA)

Yanelis Domínguez | DIAaDIA

Nada la venció. Bastaron minutos para que la imprudencia en el manejo de un ciudadano, en la antigua curva de El Ensueño, cambiara la vida de Ana Fishers, una religiosa que pasaba por el mejor momento de su vida consagrada. Ella perteneció por más de 15 años a la congregación de las franciscanas de María Inmaculada, pero se apartó para seguir su camino independiente ayudando a las personas con discapacidad. Actualmente es la presidenta de la Fundación Totus Tuus (Todo Tuyo).

AQUEL MOMENTO DE SU VIDA

Ana Fishers se dirigía a una diligencia personal con una de sus hermanas, cuando repentinamente fue embestida por un automóvil que levantó brutalmente el suyo, causando un vuelco que le produjo daños irreparables, pues debido al accidente tuvo fracturas en la cadera, fémur, todos los dedos de los pies, piernas, además de perder piel y parte del párpado de su ojo izquierdo.

Pero este accidente no quedó allí, puesto que luego fue sometida a 41 operaciones, entre cirugías plásticas, injertos de carne y por último, la amputación de una de sus piernas. Estuvo unos meses en el Hospital Paitilla, donde los causantes del accidentes pagaron 145 mil dólares por una hospitalización de casi un mes, pero luego fue trasladada a la Caja de Seguro Social donde la dieron muchas veces más por muerta que por viva, según lo que podía escuchar, pues estaba permanentemente sedada. Allí duró internada dos años y tres meses, entre llantos y dolor, pero siempre tuvo esperanza de recuperarse.

¿COMO VIVIR CON UNA DISCAPACIDAD?

Ana explicó que al principio fue muy difícil saber que jamás volvería a caminar. Ella lloraba constantemente, pues tuvo que volver a aprender a escribir, a vestirse y a comer sola, porque había perdido la movilidad de las manos. Pero el apoyo y paciencia de su madre, quien tuvo prácticamente que volver a criarla, la ayudó a superarse, aunque acepta que necesita ayuda profesional para sus depresiones e impotencias.

Una de las cosas que más le hiere es la actitud de las personas ante los discapacitados, ya que se ha tenido que enfrentar a insultos para ella y sus amistades. A ella se han dirigido con palabras como: mongolitos, cojitos, cieguitos, entre otros diminutivos despectivos. "Más crueles son las personas, que la misma vida del discapacitado", expresó Ana.

Actualmente, ella lucha para que los discapacitados tengan un mejor puesto en la sociedad. Es positiva, aunque muchas veces los fantasmas de su accidente aparecen, por lo que siempre le pide fortaleza a Dios, además toma algunos medicamentos para no caer en la depresión.





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