El domingo, en los predios del Parque Omar, podía sentirse un espíritu de solidaridad que daban ganas de aplaudir. Ahí estaban gentes de partidos diferentes, de diversas clases sociales, quienes, sin ponerse a mirar esas cuestiones que en otros momentos los alejarían, estaban para ayudar.
Todos formaron una sola mano, un único corazón. El pueblo se volcó a ayudar al pueblo, sin ponerse a pensar de qué partido soy, y sin hacer aspaviento de que "miren, estoy aquí, ayudando".
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