"Mamá, ¿por qué la gente buena se tiene que morir?" Esa fue la frase que dijo el niño Juan Aispú, al enterarse de que había fallecido Raúl Ernesto Frías, tras recibir una puñalada y tres disparos en el sector 3-5 de Torrijos Carter el pasado domingo.

Lourdes Rivera, madre de Juan, tomó esa frase y la plasmó en una estampita para distribuirla en el funeral de Raúl, pues el occiso era considerado "un gran amigo".

Ayer, amigos y familiares se congregaron en la Parroquia San Martín de Porres de Cerro Batea, para despedir y demostrar que "es amigo hasta en los momentos más difíciles".

Raúl recibió cristiana sepultura en el cementerio Praderas de La Paz, en Las Cumbres.

Se informó que el gran sueño de Raúl era manejar equipo pesado en el Canal y el Instituto Nacional de Desarrollo Humano (INADEH), le había confirmado que haría su práctica el próximo mes para aplicar y poder trabajar en el proyecto de ampliación del Canal.

Hubo amigos que se resintieron al finalizar la misa, ya que el sacerdote Halmar Broce no les permitió leer las resoluciones de duelo en la capilla.

SERVIDOR

Raúl conducía un bus colegial. Muchos de los estudiantes que transportaba, también lo lloraban. Tenía dos hijos.