"Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar" (Éxodo 20,12).
El padre y la madre tienen una dignidad y grandeza especial en el orden de la creación, porque hacen presente y visible a Dios Padre y Creador de cara a los hijos.
Honrar, obedecer, amar a padre y madre. ¿Por qué?
Lo que Dios nos ha dado por medio de nuestros padres es invaluable, único y para toda la eternidad. Es la VIDA, el ser, la existencia humana. Esto vale más que todo el oro del mundo.
nnn¿Lo apreciamos de verdad?
Y esto es verdad, aunque los padres dejen de ser modelos de conducta, porque eso no quita el don que nos han dado para siempre.
"El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla de la Ley. Indica el orden de la caridad. Dios quiso que, después de Él, honrásemos a nuestros padres, a los que debemos la vida y que nos han transmitido el conocimiento de Dios. Estamos obligados a honrar y respetar a todos los que Dios, para nuestro bien, ha investido de su autoridad divina". (Catecismo...2197)
Este precepto tiene forma positiva e indica lo que hay que hacer... Constituye uno de los fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia.
Se dirige expresamente a los hijos, porque esta relación es la más universal. Se refiere también a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar. Exige que se dé honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados. Finalmente se extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros, de los empleados respecto a los patronos, de los subordinados a sus jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a las autoridades que gobiernan.
Supone naturalmente los deberes de los padres, tutores, maestros, gobernantes, de todos los que ejercen alguna autoridad sobre otros.
El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo una recompensa:
'Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar' (Exodo 20,12).
Deuteronomio 5,16). La observancia de este mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este mandamiento entraña grandes daños para las comunidades y las personas humanas como lo vemos todos los días en los medios de comunicación. La raíz última de tantas desgracias sociales tiene que ver con el Cuarto Mandamiento