[
Imprimir]


Los síntomas

Dr. Denis Cardoze | Psiquiatra de niños y adolescentes ([email protected])
La inquietud y la impulsividad en los niños con TH se manifiestan en el ambiente escolar por conductas como: pararse mucho, correr, saltar o gesticular.

Los trastornos hipercinéticos varían en su frecuencia de un país a otro y de una investigación a otra dependiendo del criterio diagnóstico que se utilice, siendo mayor cuando es menos estricto. Así, se han dado cifras de hasta 17 y 20 % de la población escolar contrastando con las más conservadoras que van de un 3 a un 5%. Esta última parece ajustarse más a la realidad, mientras que las primeras parecieran obedecer a una inclusión indiscriminada de casos que no son realmente TH.

Más acuerdo hay en que existe una proporción mayor de hombres que de mujeres que los presentan, del orden de 3 a 4 por 1; como en el hecho de que empieza a manifestarse en los primeros cinco años de la vida, especialmente después de los 3 o 4 años, y se hace más evidente cuando el niño tiene que afrontar la disciplina y las tareas escolares. No es aceptable diagnosticar los TH en edades más avanzadas si la persona ha estado previamente sin los síntomas, ya que en esos casos la inquietud y la inatención se dan por otras causas.

La inquietud y la impulsividad en los niños con TH se manifiestan en el ambiente escolar por conductas como: pararse mucho, correr, saltar, gesticular; intranquilidad mientras permanece sentado; hablar demasiado; no saber esperar turno; contestar sin pensar; interrumpir la clase; escribir apuradamente; juego muy brusco.

La inatención se hace evidente por:

Distracción, no finalizar actividades, cambio frecuente de actividad, olvidar donde están los útiles escolares; no atender instrucciones. Estas conductas también se presentan en el hogar como la falta de concentración para hacer tareas, la intranquilidad que incluso se puede dar durmiendo o comiendo, correr por la casa o saltar encima de los muebles, no mantener orden en sus cosas.

Fuera del ámbito doméstico y del escolar como durante visitas, fiestas de cumpleaños, paseos, etc., la inquietud provoca exasperación en los demás y rechazo.

El TH puede darse sin más problemas añadidos como puede acompañarse primariamente de otros:

  • Dificultades del aprendizaje.
  • Disfunciones de la psicomotricidad.
  • Tics transitorios o permanentes.
  • Conductas dismaduras (perfil de madurez disgregado o disarmónico).
  • Desarrollo físico lento.

Esta manifestación simultánea de dos o más trastornos o patologías es lo que se conoce como comorbilidad. En el caso de las anteriores no se trata de alteraciones secundarias a los TH, ni tampoco las causas de éstos, sino coincidentes y probablemente relacionadas en su origen.

Otras situaciones comórbidas que sí pueden ser secundarias a los problemas que se suscitan en la vida de un niño hiperactivo son:

  • Las conductas disociales (mentir, agresividad, vida delictiva en la adolescencia, rebeldía).
  • Desobediencia o conducta oposicionista.
  • Depresiones.
  • Fracaso escolar.
  • Estados de ansiedad.
  • Conflictos en las relaciones interpersonales.

Estas últimas podrían surgir paralelamente y sin relación con las consecuencias de los TH, por coincidencia, por otras razones como en la vida de cualquier persona, pero a menudo están ligadas a aquéllas. Referente a las conductas disociales, se discute si se producen como consecuencia de las reacciones del medio a las conductas del niño hiperactivo o son concomitantes como las dificultades de aprendizaje, la dismadurez y los otros problemas que citamos más arriba.





Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2010 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados