"Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él".
Gandhi
Lo propuesto inicialmente: el último día para entregar documentos es el 28 de octubre. Lo dispuesto al final: el último día para entregar documentos es el 28 de octubre, más los días determinados y otorgados por la prórroga.
Si es que sólo hay una sola prórroga, porque podemos encontrarnos con casos de muchas prórrogas y esto es el diario trajinar de toda oficina pública y de muchas oficinas privadas.
¿Por qué? Porque el pensar que la última hora es la más adecuada para cumplir con las tareas pendientes, se ha convertido en pilar cultural del pensamiento y comportamiento de los habitantes del istmo panameño.
Y eso ocurre, porque siempre alguien está dispuesto a perdonar la tardanza y a darle una y otra nueva oportunidad. Quizá esto no sea algo exclusivo de los panameños, pero sí es algo a tener en consideración para cualquier planeación en Panamá.
Tal vez en este caso, la fiebre de la postergación sea aupada por quienes deberían vigilar el puntual cumplimiento de lo acometido. Sí, de repente, así es. Mantenemos relaciones paternalistas (y maternalistas también), donde nos damos el lujo de llegar tarde, simplemente porque nos sometemos, aduladoramente, a aquél con el poder de perdonarnos la tardanza. Y allí comienza un ciclo de tardanza, lisonja, prórroga, tardanza, de nunca acabar.
¿Qué se puede hacer? ¿Cómo romper el ciclo? ¿Se puede romper el ciclo?
En este caso, sí creo, fervientemente, en que una golondrina sí hace verano. Si puede haber un individuo capaz de esforzarse por cumplir a tiempo sus deberes y no aceptar una prórroga que disculpe sus tardanzas, a su lado puede haber otro, y otro, y otro...
¿Qué estoy planteando?, ¿un sueño de opio? No lo creo. Pruebe usted, sea puntual, quizá vea a alguien que aunque sea para no quedarse atrás, también se convierta en alguien puntual.
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