Parece un personaje antiguo, de esos filósofos que aparecen en los viejos libros. Pero Manuel Carvajal, un panameño ya jubilado, de antiguo, no tiene nada. Al contrario, sabe como nadie sobre la gel que es buena y sobre la cera que mantiene los pelos en su lugar. Hasta se da el lujo de mandarla a comprar a Miami.
Y es que su singular bigote, que semeja un viejo aro de lentes, sólo se mantiene bien "peinadito" con cera.
A fuerza de costumbre, ya sabe cuáles son los cuidados que debe dispensarle.
Desde hace 25 años, cuando era chef en la Base de Howard, en la antigua Zona del Canal, descubrió que podía imponer un estilo único, si se dejaba crecer el bigote. Así, le fue dando forma y, a la vez, impuso una moda.
Siempre fue fiel a su estilo, aunque tuvo algunos sinsabores con su esposa. De hecho, cuando dormían muy juntitos, los pelos de sus bozos se le introducían en la oreja de su pareja y eso sí era un gran problema.
Fue entonces cuando comenzó a usar una cera que le trae una vecina de Miami, llamada "Mustach wax", que le cuesta B/.3.25 y que le mantiene la forma que desee darle a un "mostacho". Cuando ella viaja, él le encarga una buena cantidad y se mantiene surtido. Así evitó un problema con su esposa y, de paso, a ella le terminó gustando el bigote.
A veces, se le ocurre darle la forma de corazón. Así es que si ven a Manuel por La Chorrera, donde reside, pueden observar bajo su nariz unos viejos anteojos, o un corazón en cada extremo de su boca.
Fotos: Jaime Cordero
SIGNIFICADO
A lo largo de la historia del hombre la barba y el bigote han sido considerados símbolos de hombría y virilidad utilizados en cualquier tiempo.
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