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Educadores y héroes

Leonardo Machuca | B. del Toro, DIAaDIA

Wilfredo Salcedo, profesor de segundo y tercer año del Centro Escolar Básico General de Barranquilla, en la comarca Ngäbe Buglé, y Liurka Lasso, maestra de segundo grado, nunca pensaron que, además de ser apreciados en el lugar por las enseñanzas que imparten, se convertirían en héroes.

La niña Vanesa López, de 11 años, quien cursa el cuarto grado, caminaba cerca de su casa en horas de la noche del lunes cuando fue mordida en su pie derecho por una culebra conocida como "X", una de las más venenosas de la región.

A la voz de alerta, Salcedo buscó rápidamente su casco y la llave de la moto que le sirve de vehículo para salir del inhóspito lugar; sin pensarlo dos veces, la maestra Liurka abordó el vehículo de dos llantas para evitar que la niña se cayera en el trayecto por el efecto del veneno.

Normalmente, los familiares hubiesen tenido que cargar a la niña en hamaca unas siete horas o más; en la moto lograron llegar en una hora y 15 minutos al Hospital de Rambala, en Chiriquí Grande. Sin duda, el tiempo ahorrado significó la diferencia entre la vida y la muerte de la menor de edad.

En el lugar existe una estructura no terminada de un puesto de Salud, sin embargo, los moradores ven con preocupación que la empresa constructora se retiró y dejó el trabajo inconcluso. Ellos piden al ministro de Salud, Franklin Vergara, que les ayude a concluir la vital instalación, pues son muchas comunidades cuyos moradores, con frecuencia son atacados por alacranes, culebras, y sufren accidentes con machetes, hachas u otras herramientas propias de su trabajo.

Para llegar a ese punto de la comarca, se inicia el recorrido desde la comunidad de Cañazas, a un lado de la carretera principal que va de la provincia de Chiriquí hacia Bocas del Toro, específicamente a 10 kilómetros antes de llegar a Chiriquí Grande.

Al entrar, hay aproximadamente 30 kilómetros que recorrer, tiene que ser un auto todoterreno, por lo inclinado de la superficie y por la profundidad de los afluentes; durante el año, son varias las ocasiones en que, tanto los pobladores como educadores y visitantes, tienen que esperar días enteros a que los niveles de los ríos bajen, debido a la frecuencia de torrenciales aguaceros en la región.





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