
Siempre pone los precios visibles.
Siempre pone los precios visibles.
Siempre pone los precios visibles.
Las legumbres tienen buena presentación.
Trata de tener todo lo que sus clientes le piden.
Se esmera en que sus clientes salgan satisfechos.
Trata de demostrarles a las personas que trabajo hay, solo tienen que buscarlo.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Siempre pone los precios visibles.
Las legumbres tienen buena presentación.
Trata de tener todo lo que sus clientes le piden.
Se esmera en que sus clientes salgan satisfechos.
Trata de demostrarles a las personas que trabajo hay, solo tienen que buscarlo.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Siempre pone los precios visibles.
Las legumbres tienen buena presentación.
Trata de tener todo lo que sus clientes le piden.
Se esmera en que sus clientes salgan satisfechos.
Trata de demostrarles a las personas que trabajo hay, solo tienen que buscarlo.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Siempre pone los precios visibles.
Las legumbres tienen buena presentación.
Trata de tener todo lo que sus clientes le piden.
Se esmera en que sus clientes salgan satisfechos.
Trata de demostrarles a las personas que trabajo hay, solo tienen que buscarlo.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Siempre pone los precios visibles.
Las legumbres tienen buena presentación.
Trata de tener todo lo que sus clientes le piden.
Se esmera en que sus clientes salgan satisfechos.
Trata de demostrarles a las personas que trabajo hay, solo tienen que buscarlo.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Todos los días se levanta a las 4:00 a.m. para ir al Mercado de Abastos en Panamá para comprar sus frutas y verduras a un mejor precio y así poder brindarle un producto de calidad y económicos para sus clientes.
La iniciativa de este negocio nace de la necesidad de tener un negocio propio para poder mantener a su familia y darle una mejor calidad de vida.
En este pequeño local ella también les brinda trabajo a otras dos personas más, una que le ayuda durante el día y la otra persona durante la noche que se encarga de cuidar el local, porque este pequeño puesto de legumbres está abierto al público hasta la una de la mañana.
Su nombre, Mercadito Fruber, nace por lo que se vende dentro de esta pequeña esquina, frutas y legumbres, y trata que al momento que el cliente entre para comprar sus frutas se lleve la mejor impresión de sus productos.
“Siento que he aprendido de mis clientes, ya que muchas veces me he quedado sin paciencia y gracias a ellos he comprendido muchas situaciones económicas que antes ignoraba”, aseguró.
En este negocio no todos los días son buenos y al final de la quincena muchas veces las frutas se dañan, porque no hay quién las compre por la falta de dinero de aquellas personas que acostumbran a pasar por este quiosco para comprar las verduras y legumbres de sus comidas.