Se trata de la alteración alérgica de la piel caracterizada por la aparición repentina de erupciones cutáneas que se acompañan de inflamación y prurito. Está causada por una reacción alérgica de aparición rápida tras la ingestión, inhalación, inyección o contacto con el antígeno específico.
Numerosos fármacos pueden causarla (penicilinas, sueros, insulina de procedencia animal), también picaduras de insectos o infecciones por parásitos, distintos materiales (lana, metales pesados, pieles, seda), infecciones focales (dientes, amígdalas...), exposición a los rayos ultravioleta o temperaturas extremas. En muchos casos hay desórdenes emocionales (véase Alteraciones producidas por el estrés).