Su familia es el motor de su vida

González, mujer sobresaliente quien comienza su jornada de trabajo a las 4:30 a.m., cuando apenas la luna se está ocultando, tiene más de 15 años de tener este pequeño negocio, donde ha pasado de vender desayunos rápidos a otras variedades, siempre pensando en sus clientes.

Patacones, empanadas, café, soda, carimañolas, té, chorizo, chicha de avena, es lo que se puede degustar a un buen precio en este lugar.

Con un rostro lleno de emoción, dijo que esta idea surgió de su esposo, Pedro González, y desde entonces se esfuerza para darles lo mejor a sus hijos y ayudar a su pareja en los gastos de su casa.

Aunque no es mucho lo que gana a comparación de antes, debido a que la canasta básica cada día aumenta, se las ingenia para llevar ese dinero que tanto necesita su hogar.

Incertidumbre

Aunque nunca le han robado, la señora Doris siempre tiene ese temor debido a que el área donde está ubicado su negocio no es tan segura, pero gracias a Dios nunca ha pasado porque siempre toma sus precauciones. Además, cierra todos los días a las 7:00 p.m, aunque esto le represente vender menos.

A esta pequeña comerciante le preocupa los cierre de calles que realizan los universitarios, ya que tiene que cerrar su negocio y se pierde la mercancía. Ella no está en contra de eso, pero lo siente porque afecta el sustento de su familia.

En un futuro no muy lejano, desea tener otro quisco en otro punto de la ciudad que le permita ganar un poco más de dinero y que le permita brindarle un futuro mejor a su familia.