De todos los artesanos medievales, los orfebres eran quienes trabajaban con los materiales más valiosos (oro y plata), decorándolos con piedras preciosas y gemas clásicas.
Oliver Atencio Castillo es un orfebre, que fascinado por este valioso arte, lo aprendió como un oficio que hoy desempeña.
Sus inicios se remontan hace 29 años, cuando empezó como un aseador en una joyería y así lo aprendió poco a poco.
Recuerda que trabajó por casi 15 años en una joyería como joyero, haciendo confecciones y reparaciones.
"Yo fabrico, reparo y hago de todo, por eso puse mi negocio hace seis años en la parada de la Gran Estación de San Miguelito", dijo. Su puesto se llama "Atencio Joyeros", y es todo un éxito.
Reconoce que es difícil poner un negocio solo, porque los materiales para la actividad son caros.
Oliver señaló que todo el día va la gente a reparar prendas, relojes, pulsos, baterías y pines.
Desde las seis de la mañana está en pie, cautivando a sus clientes y haciendo trabajos a conciencia, baratos, bien terminados.
ESMERO
Seis personas dependen de su trabajo. La gente los busca por los precios módicos y de calidad.
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